10 ERRORES COMUNES QUE COMETEMOS LOS PADRES HOY EN DÍA
Cuando vamos a ser padres por primera vez, nos dan un montón de consejos. Lo que nadie nos dice es que querer a un hijo significa querer lo mejor para él a largo plazo.
Cuando son pequeños, el largo plazo no entra en nuestros planes. Lo único que nos importa es sobrevivir, cubrir las necesidades diarias y evitar que no nos llegue el agua al cuello.
Según van creciendo, parece que las cosas se van aclarando y relajando. Existen conversaciones más reales con ellos...duermen toda la noche....tienen una cierta independencia......; por lo que se puede pensar con una más coherencia y tomar mejores decisiones acerca de su educación.
Es conveniente, en todos los casos, tener en cuenta, el largo plazo. Pensar en qué tipo de personas adultas serán, y para éso nos ayuda formularnos la siguiente pregunta de vez en cuando:¿Qué puedo hacer hoy para el futuro de mis hijos?
"Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos,sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos". (Ann Landers)
No nos gusta que nuestros hijos se caigan, apartamos cualquier objeto y les intentamos proteger de cualquier situación incómoda para que su vida sea más fácil o para que no estén tristes En cambio, la adversidad y los obstáculos forman parte de nuestra vida, están presentes en el día a día. Nuestros hijos se tienen que enfrentar a ésto si queremos que desarrollen habilidades necesarias para continuar el camino.Tarde o temprano se van a encontrar con alguna contrariedad, o con algo no agradable.Es mejor para ellos, que vayan aprendiendo a desenvolverse solos en determinadas situaciones.
"Prepara a tu hijo para el camino, no el camino para tu hijo"
Dicho todo ésto,voy a hacer una lista de los diez errores más comunes que solemos cometer los padres hoy en día. Y podemos sacar en conclusión que, muchas veces, lo que nos inculca nuestra cultura, no es lo mejor para nuestros hijos.
- Adorar a nuestros hijos. Nuestros hijos han sido creados para ser amados, no idolatrados. Vivimos en casas en las que todo gira en torno a ellos, nuestras vidas giran en torno a ellos, y a la mayoría no les importa, porque su felicidad es la nuestra.Pues cuando les tratamos como si fueran el centro del universo, creamos un falso ídolo.
- Creemos que nuestros hijos son perfectos. No nos gusta oir lo negativo de ellos. La verdad duele, pero si escuchamos con la mente y el corazón bien abiertos, nos mostramos a mejorar, y así podemos intervenir antes. Es más fácil tratar un "problema" de un niño que reparar un adulto destrozado.
- Vivimos a través de nuestros hijos. Nos sentimos orgullosos de sus éxitos, por supuesto. Nos hacen más felices que si lo hubiéramos conseguido nosotros. Nos implicamos tanto en sus vidas, a veces, que nos resulta complicado ver dónde acaban ellos y dónde empezamos nosotros. Llega un momento en que su felicidad empieza a confundirse con la nuestra.
- Tratar de ser el mejor amigo de nuestro hijo. Tenemos que ser capaces de asumir nuestra responsabilidad como padres y, muchas veces, tendremos que aceptar que se enfaden porque nuestras decisiones no les gusten. Resoplarán, se quejarán y desearán haber nacido en otra familia...
- Competir en ser el mejor padre. Tenemos miedo a que nuestros hijos se queden a parte. Nos sentimos obligados a pararle los pies a cualquiera que se entrometa en la vida de nuestro hijo. Pues los niños tienen que esforzarse y entender que los sueños no se cumplen así como así. Hay que trabajar y luchar para conseguir lo que pretendemos. Si fomentamos una actitud de ganar cueste lo que cueste y les permitimos que empujen a otros niños para conseguir ser los primeros, la cosa se nos está yendo de las manos.
- Olvidarnos de lo maravilloso que es ser niño.A veces sólo estamos pensando en cuándo será el día en el que ya no habrá huellas en los cristales, o cuándo dejaré de pisar juguetes por el suelo, o pegatinas por las paredes.....y se nos olvida disfrutar de lo bueno como son los cuentos de antes de dormir, los pijamas de una sola pieza, las cosquillas y cómo se ríen, .....Nos olvidamos de que nuestros hijos son niños y que deben disfrutar de su infancia.
- Pretendemos criar al hijo que queremos, no al que tenemos. Antes de saber incluso el sexo del bebé nos creamos una imagen de cómo queremos que sean. Deseamos que se parezca a nosotros, más inteligentes, con más talento. Queremos ser su ejemplo y modelar sus vidas. Sin embargo, nuestro trabajo consiste en descubrir sus dones innatos y que sepan sacarles partido.Inculcarles nuestras expectativas no les va a ayudar.
- Olvidar que los hechos pesan más que las palabras. Nunca os han pedido vuestros hijos que les contestéis con una sola frase? En muchas ocasiones aprovechamos cualquier conversación para soltar el "charlón", para dar la lección diaria y convertirla en "momento aprendizaje". Pues es en nuestras actitudes en donde se van a fijar más, en cómo trato yo a mis amigos, en cómo nos apoyamos en nuestra pareja, si me comporto generosamente con los demás.....
- Juzgar a otros padres y a sus hijos. Nadie es completamente bueno ni malo. Nadie sabe por lo que está pasando alguien, ni si nosotros también haríamos lo mismo en una situación parecida.Independientemente de lo que difiéramos, no es nuestra misión juzgar a nadie.
- Subestimar el carácter. Si queremos fomentar el carácter, la confianza, la fuerza y la resiliencia, tenemos que dejar que se enfrenten a las adversidades y que experimenten el orgullo que se siente al salir reforzado de una situación difícil.
Hola soy el profe Santiago. ¿Conocéis este hermoso poema de Khalil Gibran , un melancólico poeta místico y artista que nació en Líbano en 1883 y emigró de pequeño con su familia a Estados Unidos?
ResponderEliminarVuestros hijos no son hijos vuestros.
Ellos son hijos e hijas de la Vida
que se vive y extiende en sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa del mañana,
que no tú no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos
semejantes a ti
porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco con el que tus hijos,
como flechas vivientes, son lanzados a la Vida.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero
sea para la felicidad,
pues Él ama
la flecha que vuela, pero
ama de igual modo al arco estable.